Víctor comienza a practicar karate en 1996 cuando, como cualquier niño de 7 años, su madre, preocupada porque su hijo hiciera alguna actividad deportiva no solo para mejorar su condición física, sino también como vehículo para desarrollar sus capacidades sociales, le lleva al Colegio Público Vicente Blasco Ibáñez donde, entonces Marcelino Rodríguez entrenaba a niños como “actividades extraescolares”.
El problema es que por aquellos años la idea que tenemos en la actualidad (o, al menos, la que nos gustaría que hubiera), no tiene nada que ver con la que existía en aquella época sobre trabajo en grupo, trabajo deportivo ni mucho menos conciencia sobre la inclusión de personas con discapacidad, no solo en el mundo del deporte, sino también en la sociedad en general.
Sin embargo, Marcelino acepta el reto y, en seguida, se pone a estudiar sobre el trabajo con este tipo de personas, lo cual le lleva a cambiar la metodología de entrenamientos y, además, abre las puertas a otros alumnos de la misma condición de Víctor. Este cambio de metodología implicaba la integración de alumnos con discapacidad en grupos generales.
En palabras de su entrenador, “al tratarse de una discapacidad intelectual, comprobé que podía ser compatible con niños de corta edad, sistema que me ha funcionado perfectamente y me ha proporcionado la satisfacción de tener, durante todos estos años y en la actualidad, más alumnos como Víctor”.
Además de entrenar en para-karate, Víctor realiza otros deportes, como natación, que le ayuda a desarrollar la capacidad aeróbica, el trabajo postural, y, además, es el contrapunto perfecto como generador de relax y distensión.
Víctor empieza a trabajar duro y, enseguida, se empiezan a ver los resultados. Pronto empieza a despuntar en lo que en un principio se llamaría Kárate Adaptado, que ahora se conoce como Para-Karate.
En 2014 consigue, por primera vez, ser Campeón de Madrid, que repetiría de nuevo en 2016, 2017 y 2018.
Ha sido Campeón de España en tres ocasiones: 2014, 2015 y 2016.
En 2014 consiguió la Medalla de Bronce en el Campeonato de Mundo y en 2016 quedó quinto clasificado.
Hay que decir que tradicionalmente este tipo de deportes, de contacto, salían malparados en comparación con otros como natación, atletismo, etc. para el trabajo con grupos de población que presentan este tipo de discapacidad. Sin embargo, en la actualidad existen estudios y trabajos que muestran los beneficios de estos deportes y, más concretamente el karate, en el desarrollo físico y cognitivo de las personas con síndrome de Down. Y en el caso de Víctor mejor aún cuando lo complementaba con natación. Es importante resaltar que, para realizar cualquier actividad física, independientemente del deporte que se practique, es imprescindible realizar una exploración física completa.